El sedentarismo y las malas posturas que adoptamos es la principal causa del dolor de espalda, por tanto, realizar ejercicio y adoptar una correcta postura en todos los movimientos de la vida diaria y la actividad laboral es esencial para mantener una correcta biomecánica de la parte dorsal. Además, su adopción y práctica permiten que a los que ya han padecido dolor puedan minimizar sus efectos.
Siempre se ha creído que el dolor aparecía porque existía alguna alteración de la estructura de la columna vertebral, como la escoliosis o la hernia discal. Es un error.
Aparece por un mecanismo neurológico que implica la activación de los nervios que transmiten el dolor y el desencadenamiento de la contractura muscular y la inflamación.
A veces puede comprimir la raíz nerviosa. Este mecanismo puede desencadenarse por una alteración de la estructura, como la hernia discal o la degeneración importante de la articulación facetaria, pero en la mayoría de los casos no se puede llegar a averiguar la causa inicial que lo desencadena, y se atribuye a dolor por contractura o sobrecarga muscular. Posturas
La causa más frecuente de las afecciones mecánicas son malas posturas, movimientos incorrectos al cargar peso y agacharse, o forzar posturas al realizar tareas laborales.
Una vez que el dolor aparece hay que mantener la actividad en la medida de lo posible, ya que se ha demostrado que el reposo en cama retrasa la recuperación.
En caso en que el dolor obligue a guardar reposo, no debe prolongarse más de dos días, especialmente si se produce una irradiación del dolor a las extremidades. El dolor aparece en muchas ocasiones debido a una falta de balance entre la musculatura, y al uso excesivo y reducido de unos u otros músculos.
El objetivo es “que mediante el ejercicio físico el paciente adquiera un tono muscular que le permita usar correctamente sus músculos”.
Ejercicio
Es necesario personalizar el ejercicio. Un profesional debe determinar qué ejercicios específicos se deben hacer, la intensidad y el ritmo de progresión.
El objetivo es corregir y mantener la biomecánica correcta de la espalda, si la causa del dolor es específica, osteoporosis con aplastamiento vertebral o espondilitis, por ejemplo, hay que realizar tratamientos específicos.
En cuanto al dolor postural, hay que prescribir analgésicos, y en un segundo paso antiinflamatorios. Los relajantes musculares hay que usarlos puntualmente, ya que mejoran la contractura en cortos periodos de tiempo, pero son fármacos con un potencial de toxicidad importante.
El stress también afecta
Entre otras causas de la patología, parece que “el estrés incrementa el nivel de dolor y aumenta la tensión muscular. No empeora la causa sino su manifestación al elevar la respuesta de tono del músculo a la irritación del nervio. Al controlar el estrés, mejora el dolor pero no desaparece”.
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